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¿Por qué nos cuesta seguir nuestros valores? La culpa hipócrita y la acción prosocial

A veces no fallamos por falta de moral, sino por falta de energía. Este estudio del Dr. L. Sebastián Contreras-Huerta explora cómo la hipocresía moral puede surgir no de la malicia, sino del esfuerzo que cuesta actuar según nuestros propios valores.

PERSPECTIVAS

Julio Núñez Abarca

11/3/20253 min leer

Supongamos que un político condena públicamente a quienes no respetan las restricciones sanitarias durante la pandemia del COVID-19. Sin embargo, en secreto, él mismo las desobedece cuando le resulta conveniente, incluso si pone en riesgo la salud de los demás. En este caso, existe una clara discrepancia entre la manera en que juzga a otros y sus propias acciones. A esto se le conoce como culpa hipócrita (hypocritical blame). Aunque solemos asumir que las personas actúan de acuerdo con sus juicios morales, en realidad es común observar discrepancias entre ambos aspectos. Pero ¿por qué ocurren estas contradicciones? La mayoría de las personas dirían que este político es simplemente inmoral, y que sus juicios son una fachada que oculta sus verdaderas intenciones. ¿Es realmente así?

En este contexto, el Dr. L. Sebastián Contreras-Huerta, académico de la Escuela de Psicología UAI e investigador principal del ESD Lab, publicó un estudio en la revista Scientific Reports que cuestiona esta interpretación. En algunos casos, la hipocresía moral no refleja una doble moral, sino una falta de motivación para realizar el esfuerzo físico que implica actuar de forma prosocial. Es decir, puede entenderse como un problema de apatía prosocial: una alta sensibilidad al esfuerzo necesario para cumplir las aspiraciones morales que uno mismo sostiene.

Esta idea no es nueva. Varias tradiciones filosóficas han relacionado la culpa hipócrita con la akrasia: personas que poseen principios morales auténticos, pero una voluntad débil para cumplirlos (Bartel, 2019; Batson, 2002). De hecho, estudios previos muestran que quienes muestran hipocresía exhiben señales cerebrales asociadas a la culpa, lo que sugiere arrepentimiento por no seguir la norma moral (Yu et al., 2022). Así, comportarse de manera hipócrita no siempre implica engaño deliberado, sino simplemente una falta de energía o motivación para actuar en coherencia con lo que se cree.

El estudio incluyó a 62 participantes que completaron tres tareas en dos sesiones. En la primera, vinculada con la acción moral de evitar el daño ajeno, los participantes podían obtener ganancias financieras a cambio de aplicar descargas eléctricas a otra persona. Una semana después, debían juzgar cuán condenables eran las decisiones de otros en una tarea similar. Esto permitió calcular la discrepancia entre sus propias acciones y sus juicios hacia los demás. Finalmente, realizaron una tarea de esfuerzo prosocial, en la que debían apretar un dispositivo con su mano dominante para generar recompensas para otra persona.

Los resultados mostraron que quienes presentaban mayores niveles de hipocresía moral —es decir, una mayor discrepancia entre sus acciones y sus juicios— eran también menos dispuestos a esforzarse por otros. Además, cuando ayudaban, lo hacían de manera menos eficaz, aplicando menos fuerza de la requerida. En conjunto, estos hallazgos indican que las personas con grandes brechas entre sus principios y su comportamiento tienden a evitar los costos físicos de la acción prosocial. Los autores sugieren que estas personas pueden sentirse atraídas por la idea de ser morales (“liking”), pero fallan al momento de actuar (“wanting”). Esto no implica que quienes muestran culpa hipócrita sean manipuladores o deshonestos. De hecho, pueden sentir angustia al notar que no actúan según sus ideales. Es más adecuado considerar este fenómeno como parte de un continuo, más que como una categoría moral aislada. El estudio destaca la importancia de incorporar los costos del esfuerzo en la comprensión de la brecha entre nuestros juicios morales y nuestras acciones. Comprender estos mecanismos puede ayudarnos a actuar con mayor coherencia en la vida cotidiana.

Quizás no seamos tan distintos al político del inicio. Todos enfrentamos momentos en que nuestras acciones no reflejan lo que realmente pensamos. La hipocresía descrita en este estudio no nace necesariamente de la maldad, sino de la falta de motivación. Tal vez reconocer nuestras contradicciones sea el primer paso hacia una vida más íntegra.

Referencias:

    Bartel, C. Hypocrisy as either deception or Akrasia. Philos. Forum. 50, 269–281 (2019).

    Batson, C. D., Thompson, E. R. & Chen, H. Moral hypocrisy: addressing some alternatives. J. Pers. Soc. Psychol. 83, 330–339 (2002)

    Contreras-Huerta, L. S., Yu, H., Prosser, A. M. B., Lockwood, P. L., Crockett, M. J., & Apps, M. A. J. (2025). Hypocritical blame is associated with reduced prosocial motivation. Scientific Reports, 15(1). https://doi.org/10.1038/s41598-025-17698-4

    O’Connor, K., Effron, D. A. & Lucas, B. J. Moral cleansing as hypocrisy: when private acts of charity make you feel better than you deserve. J Pers. Soc. Psychol 119, 540 (2020).